10 consejos que te ayudarán en tu camino hacia el tratamiento

  1. Espere lo inesperado y acepte el riesgo. Puedes tener un pensamiento obsesivo en cualquier momento o lugar. No te sorprendas cuando aparezcan antiguos o incluso nuevos, y prepárate siempre para utilizar tus herramientas terapéuticas. El riesgo es parte integrante de la vida y, como tal, no puede eliminarse por completo. Recuerda que no recuperarse es el mayor riesgo de todos.

  2. No pierdas el tiempo intentando evitar o no pensar tus pensamientos. Los estudios han demostrado que no es posible detener o rechazar eficazmente determinados pensamientos. Tu lema debería ser: “Si quiero pensar menos en ellos, piensa más en ellos”.

El TOC se conoce como el “trastorno de la duda”, al menos entre las personas inclinadas a dar seudónimos a las enfermedades mentales. El TOC es la intolerancia patológica al riesgo, por mínimo que sea, y la entrega al ritual de seguridad, por insoportable que sea. Lo sé porque sufrí síntomas graves de TOC durante veinte años sin que mi familia, maestros o incluso terapeutas identificaran correctamente mis síntomas. A pesar de los frecuentes retratos del TOC en libros, televisión y películas, he descubierto que la comprensión de este desorden por parte de muchas personas es trágicamente limitada.

  1. Elimine todas las compulsiones que pueda.
  2. Deje de hablar del TOC constantemente.
  3. No lea sobre el TOC todo el tiempo.
  4. No intente evitar todo lo relacionado con el TOC.
  5. Deje de buscar personas con el mismo miedo que usted.
  6. Deje de comprobar lo ansioso que está constantemente.
  7. No pongas fecha límite a tu recuperación.
  8. Deje de desear que desaparezca el TOC o de echar de largo la época anterior al TOC.
  9. Deje de repetirse mantras o de decirse constantemente “es sólo un pensamiento”, esto es compulsivo.

“Así que, en primer lugar, permítanme afirmar mi firme creencia de que lo único que tenemos que temer es el miedo mismo”.

La famosa frase de FDR de su primer discurso inaugural solía parecerme una verdad universal. Describe el miedo como “un terror sin nombre, irracional e injustificado que paraliza los esfuerzos necesarios para convertir la retirada en avance”. He interpretado esta línea como un llamado a ser valiente, a asumir la vida plenamente, a sacar lo mejor de una situación difícil y a contar las bendiciones al hacerlo. El estímulo y el sentido de valentía inherentes al discurso de FDR todavía me conmueven.