“Así que, en primer lugar, permítanme afirmar mi firme creencia de que lo único que tenemos que temer es el miedo mismo”.

La famosa frase de FDR de su primer discurso inaugural solía parecerme una verdad universal. Describe el miedo como “un terror sin nombre, irracional e injustificado que paraliza los esfuerzos necesarios para convertir la retirada en avance”. He interpretado esta línea como un llamado a ser valiente, a asumir la vida plenamente, a sacar lo mejor de una situación difícil y a contar las bendiciones al hacerlo. El estímulo y el sentido de valentía inherentes al discurso de FDR todavía me conmueven.

Muchas personas piensan erróneamente que el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es sólo una condición en la que las personas se lavan las manos excesivamente o revisan las cerraduras de las puertas repetidamente. En realidad hay muchos subtipos de TOC. En esta serie en curso, Kevin Foss, MFT del Centro de Trastornos Obsesivos Compulsivos de Los Ángeles discute la Escrupulosidad, en la cual el TOC de un individuo se enfoca en temas de religión, moral y ética. Primera parte de una serie de cuatro partes.

Por Fred Penzel, Ph.D. (Director ejecutivo de Western Suffolk Psychological Services en Huntington, Long Island, Nueva York)

He participado activamente en el tratamiento del TOC desde 1982 y he tratado más de 850 casos del trastorno. Durante ese tiempo, he llegado a muchas comprensiones valiosas que creo que son herramientas importantes para cualquiera que planee enfrentar este trastorno. Armar este tipo de lista siempre parece arbitrario en términos de qué incluir, pero basta con decir que, sin embargo, se presenta, hay cierto cuerpo de información que puede hacer que los intentos de recuperación de cualquier persona sean más efectivos.

La principal característica distintiva del trastorno dismórfico corporal (TDC) es una preocupación obsesiva por un defecto percibido en la apariencia física. Las obsesiones con TDC pueden manifestarse como preocupaciones excesivas y desproporcionadas acerca de un defecto menor, o como pensamientos recurrentes que provocan ansiedad sobre un defecto totalmente imaginado. Las obsesiones con TDC se centran con mayor frecuencia en la cabeza y la cara, pero pueden afectar cualquier parte del cuerpo. El TDC va más allá de la preocupación normal por la apariencia personal y puede afectar significativamente el funcionamiento académico y profesional, así como las relaciones interpersonales. En casos extremos, una persona con TDC puede evitar por completo cualquier contacto con personas en un esfuerzo por evitar que otros observen el defecto.